La historia de Piña-Grau se remonta a la post-guerra española en 1951, donde nació como un genuino taller en el casco histórico de la ciudad, conocido como Sa Fàbrica situado en Plaza Tagamanent, donde inicialmente se realizaban composturas.
Piña-Grau, nace de la asociación de dos familias D. José Grau y Dña. Concha Miró; y D. José Piña y Dña. María Durán fundando así la emblemática Joyería Piña-Grau. Gracias al esfuerzo, profesionalidad y el buen hacer de los fundadores, progresivamente, fueron ampliando los servicios ofrecidos, satisfaciendo la demanda de todo tipo de pedidos, además de trabajar el metal precioso y comercializar piedras preciosas consolidando lo que hoy conocemos como la tradicional Joyería, platería y fábrica de Joyería, Piña-Grau.
Entorno a la joyería se creó una filosofía de vida, donde la implicación y la envolvente pasión por la joyería, se transmitió no solo a los clientes, sino también a las siguientes generaciones de las familias fundadoras, continuando con el legado familiar que hicieron que la Joyería se haya convertido en una empresa tradicional cumpliendo en la actualidad con 70 años de amor y pasión por la joyería.
En la actualidad, Piña-Grau cuenta con la dirección de la tercera generación, formada por Toni Grau y Carolina Fuster, miembros de ambas familias, que siguen con los valores inculcados de sus fundadores y antecesores que representa Sa Fàbrica. Gracias a todo lo aprendido desde la infancia, entorno al delicado y exquisito mundo de la joyería, además de contar con la experiencia de más de 70 años en el sector, con el característico